Después de casi dos años hablando monocordemente de bricolaje marino y las diversas reparaciones y mejoras de Xebec, me pareció buena idea hablar un poco de mi vida aquí en la isla de las Flores, no es que sea muy interesante ni espectacular pero tenerla la tengo! al menos cuando no estoy trabajando en el barco o en el consultorio.
Por ejemplo este mes de abril me apunté al mercado que se hace todos los meses aquí en Lajes das Flores, quería aprovechar para vender algunas cosas que no puedo llevarme al barco si al final decido volver a vivir en él, así que para allá fui cargado de trastos con la idea de volver más ligero de peso pero con la cartera más abultada ^_^
La verdad es que no había muchos compradores, pero aún así vendí bastantes cosas, aquí se me puede ver al comienzo de la feria:
Lo que más interés tenía en vender era este deshumidificador, que en el barco al no tener 220 voltios (sólo 12v) no tenía mucho sentido el llevármelo:
También vendí algunas cosas del barco, por ejemplo esas lámparas de aceite (compradas como decorativas y hechas funcionales por mí), o el compás del todo a 100 que se ve por ahí... es reconfortante pensar que los vendí porque pude comprar los equivalentes que realmente son para barcos y no para poner de adorno en el jardín.
Después aquí, aunque sea un sitio muy pequeño y a priori parezca que no hay nada que hacer, en realidad casi todas las semanas hay algo interesante en un sitio o en otro, en este caso a la semana siguiente del mercado hubo un taller de pintura creativa que estuvo bastante bien, una de las muchas cosas que tuve que abandonar para vivir en el barco fue mi afición por la pintura, y fue bonito recuperarla por una semana.
Aquí se me puede ver concentrado en la obra, yo soy el de la camiseta verde:
El profesor se llamaba Manuel Meneses Martins, un paisano muy interesante que trabaja nada menos que para la Fuerza Aérea Estadounidense y en los tiempos libres se dedica a dar cursos de pintura de este tipo; en el fondo una de las cosas más positivas de vivir en un sitio pequeño como este es que es mucho más fácil conocer a la gente que te rodea, en cambio en las ciudades grandes todo el mundo va corriendo de un sitio a otro y nadie tiene tiempo para nada.
Uno de los cuadros más interesante que pinté es este que tiene un mensaje subliminal... no sé si se entenderá ^_^
Por si acaso lo mandé a la exposición que se hizo en el museo del pueblo con los trabajos del taller de pintura, de momento no he escuchado ningún comentario sobre él, así que me imagino que nadie lo habrá mirado en detenimiento, si lo miraron no lo entendieron, y si lo entendieron les dio lo mismo... así funciona el mundo :-P
El que está a su izquierda también lo hice yo, es un paisaje de Madeira, lo que se ve en primer plano es una platanera con los plátanos ya maduros, y al fondo una hermosa bahía madeirense donde echar el ancla... confieso que a veces siento nostalgia de Madeira, tenía una magia especial que no hay en otras partes, de alguna forma tengo la sensación que el llevar ya dos años en el mismo sitio empieza a hacérseme un poco pesado, incluso siendo un lugar bueno donde estoy muy a gusto.
Luego hice este otro para no olvidarme de lo duro que es el Mar... que divertido es pintar olas como montañas cuando se está en tierra firme! ^_^
Y este otro es de una casa típica de Madeira, me salió un poco torcida, pero luego se arregla colgando el cuadro también torcido para compensar, y entonces al quedar el árbol inclinado para el otro lado hay que imaginarse que era por el viento... en el curso el profesor nos explicó que lo más importante para pintar es tener mucha imaginación ;-)
Cuando me cansaba y no sabía que pintar hacía cosas como estas, así en plan abstracto, pero siempre con colorines que bastantes tonos grises tiene ya la vida en estos tiempos que corren:
Después, todas las semanas hay clases de yoga en el pueblo de al lado, en un lugar llamado O Valzinho, que se traduciría por El Vallecito, es un sitio muy bonito y agradable, como de cuento de hadas o de película de Miyazaki, yo suelo ir cuando tengo tiempo y ganas, realmente me viene bien para despejar la cabeza de tanto trabajo de ordenador y de escuchar problemas de otras personas.
Esta es el aula, son grupos reducidos y uno se siente como en casa, hay hasta chimenea, yo me suelo poner en el sitio de delante a la izquierda:
Y los días que no hay nada especial que hacer me suelo dedicar a las cocinitas, la técnica del pan casero la tengo ya muy perfeccionada, este es el último que hice, hará cosa de una semana:
La verdad es que si vuelvo a vivir en el barco voy a tener mucha nostalgia del horno, y de otras comodidades como el agua caliente, la lavadora, la cama grande, el monitor de 22 pulgadas para trabajar... pero bueno, así es la vida, cuando los tiempos son duros hay que saber viajar ligeros de equipaje ;-)